Día a día, muchas familias endeudadas que atraviesan una mala situación financiera, duradera en el tiempo, me comentan que se encuentran solas…
El largo período de escasez económica, poco a poco, les ha ido sometiendo a un aislamiento social y a una importante pérdida de autoestima, especialmente, a los padres.
Me llaman por teléfono totalmente derrumbados y en la medida en qué nos conocemos me manifiestan “que no tienen con quien hablar”, “que nadie les entiende”, “que tienen que mantener en silencio su sufrimiento” y que hasta los amigos y familiares, que en un principio les apoyaban, les han abandonado a su suerte.
Es más común de lo que se pueda pensar, que la mayoría de las personas no quieran relacionarse con quienes, de forma continuada, cuentan penas o atraviesan una dificil situación económica.
Lo más importante para mí es establecer una comunicación bidireccional y establecer lazos de afectividad y de empatía. En la medida en que esto se consigue, es cuando me confiesan “que están solos y que no pueden hablar con nadie de su problema”. Llegados a este punto, lo fundamental es darle importancia a otros aspectos de la vida.
La sociedad es terriblemente cruel con aquel que tropieza en la vida. Es necesario eliminar el sentimiento de culpabilidad que conduce en la mayoría de los casos a una profunda depresión por los errores cometidos en el pasado. Pero ¿quién no ha cometido errores?
Lo primero que les manifiesto, es que en el pasado no sólo se equivocaron ellos, también los gobiernos y las propias entidades financieras. Se nos vendió a todos los españoles un clima de certeza y estabilidad económica que propició el endeudamiento de miles de familias. Ahora que observamos que todo fue un marketing político y comercial, debemos dejar de lado el sentimiento de culpabilidad a que antes hacía referencia.
En España, en los últimos años, se nos vendió la importancia de “tener”, el “tener” va asociado al éxito. Los mismos bancos empujaban a muchas familias a entramparse, para estar dentro del mercado, para poder “tener”, y ser considerado “alguien”. Pero cuando se descubre que la película que se nos vendió fue toda una mentira, era ya tarde para muchos, dejando tras de sí a miles y miles de familias endeudadas, abandonadas por los políticos, las administraciones públicas, los conocidos, los amigos y, en muchas ocasiones, también por los familiares.
Consecuentemente, lo que procuro con mis clientes, es reforzarles la autoestima, haciendo que recuperen la esperanza, porque todos tenemos derecho a una segunda oportunidad. Y la forma de canalizar esa segunda oportunidad es solicitar el concurso de acreedores (para más información, veáse el post Concurso de Acreedores de Familia).
El que supera una situación de insolvencia difícilmente será nuevamente engañado por el sistema financiero para que vuelva a adquirir compromisos de pago y habrá descubierto nuevos valores que le harán sentirse más libre el resto de su vida.
Gracias a todos, y como siempre, ¡hasta el próximo post!
Abogado y sociólogo experto en la Ley Segunda de la Oportunidad.
Reservado los derechos de autor
Ahora realmente tienes una Segunda Oportunidad. ¡¡¡Comienza de nuevo!!!
Que mal esta endeudarse sin tener una base que apoye nuestros problemas..
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