En multitud de ocasiones nos encontramos con personas endeudadas atrapadas por creencias erróneas, no son…
realmente conscientes de su situación económica real actual y anteponen las cosas materiales por encima de sus vidas, de sus emociones, de sus hijos, de sus parejas etc. Son esclavos de querer mantener una apariencia social y de atreverse a romper con lo ya establecido, son esclavos de sus creencias autolimitantes anteriores, por no salirse de sus zonas de confort, de sentirse víctimas y regodearse de ello en lugar de querer romper con lo anterior y de descubrir una nueva vida libre de aquello que les ató en el pasado.
Estoy hablando de aquellos que no son conscientes de que tienen actualmente acabada su vida, de que sus vidas y su paz emocional estarán siempre invadidas por el acoso de los acreedores, por los embargos perpetuos, por el incremento de sus deudas durante años y años, e incluso, hasta la muerte, no asumen que tienen un cáncer, el «Cáncer de las deudas» (que yo denomino «CÁNCER-DEUDAL»)
Como cualquier cáncer, este debe ser tratado, pues de no ser así el resultado ya se presume seguro, es decir, el resultado sería la muerte que en el caso de las deudas sería la muerte psicológica, emocional además de la progresiva humillación y degradación de la autoestima personal y la imposibilidad de salir adelante a nivel económico
Como Abogado y Sociólogo especialista en materia de deudas, en la ley de la Segunda Oportunidad y en concursos de acreedores cuando llegan a mí lo primero que hago es analizar en profundidad, cada caso, cada «cáncer-deudal» es distinto y el diagnóstico y tratamiento de cada uno de ellos varía según sea el caso. Normalmente, la mayoría, siguen mis indicaciones, pero me encuentro con personas que no disponen de recursos como para pagar un acuerdo o convenio con quitas y rebajas de deudas y que quieren conservar vehículos ó viviendas a toda costa, no asumen su situación. Por ejemplo, tengo casos de personas que tienen viviendas con hipotecas de 150.000 euros cuándo la misma ahora vale sólo 100.000 euros y desean a toda costa conservarlas cuándo sus ingresos actuales ascienden a 800 euros y la cuota hipotecaria suponen 600 euros en éstos casos, no asumen que lo mejor es entregar la vivienda y quedar exonerados de dicha deuda y de aquella otras contraidas con bancos y financieras para que puedan empezar de cero en lugar de permanecer en un callejón sin salida, para posteriomente, salir adelante.
Igualmente, a veces me dicen que quieren conservar un coche a toda costa a pesar de que la cuota mensual realmente no la pueden pagar y me dicen que mejor no hacen nada, cuando no hacer nada, ya supone tenerlo todo perdido (incluido el coche) y quedarse con deudas para el resto de sus vidas.
Estas personas de las que hablo no son conscientes de que actualmente están acabados, es como si un médico les dijera que tienen un cáncer y se negaran a ponerse en tratamiento, obviamente todos sabemos que la enfermedad avanzaría y que acabaría con sus vidas. Mirad, si las deudas no se tratan, tendrían un efecto similar al de la enfermedad del cáncer, pues éstas se propagan y avanzan en todos los aspectos de vuestras vidas. Por tanto, la solución no es esperar y mantenerse inmóvil, LA SOLUCIÓN ES ACTUAR.
Hay personas que obsesionadas por lo material sacrifican sus vidas y la de sus hijos por no ser plenamente conscientes de que tienen un cáncer-deudal y que como tal hay que trabajar y tratarlo, no hacer nada por miedo a perder un coche es priorizar lo material por encima de la vida. Las creencias limitantes de ciertas personas les llevan al abismo. Es como si naufragara el barco en el que navegan y en la inmensidad de la mar se negaran a agarrase al flotador que se les brinda.
Lo primero que os digo cuándo contactáis conmigo es que reconozcáis que tenéis la vida destrozada, es que tenéis el «cáncer de las deudas» y ante ello, lo primero es ponerse en manos de especialistas para que éstos puedan ponerse a trabajar para tratar de inmediato dicha situación. En muchos casos se pueden salvar las cosas materiales pero en los casos en lo que esto no es posible debéis tener claro que las cosas son solo cosas y que la vida esta por encima de todo.
No enfrentarse a la realidad, por miedo a lo desconocido, por miedo a desapegarse de lo que forma parte de vuestras vidas es quedarse encerrados y atrapados en el pasado, en la zona de confort, y os impide descubrir que hay vida más allá de lo que hasta ahora conocéis. Quedarse atrapado en las creencias, en las necesidades pasadas, en las cosas materiales, en numerosas ocasiones os impide crecer de cara al presente y futuro. En la vida, los errores y los traumas nos hablan y nos comunican la necesidad de un cambio, pero para que ese cambio se produzca hay que liberarse de las mochilas psicológicas que vosotros mismos os habéis impuesto.
No olvidaros nunca que nacéis libres pero que vuestros contextos socio-culturales os imponen una forma de vida, como tener una vivienda en propiedad a toda costa aún perdiendo la libertad mediante hipotecas a 30, 40 ó 50 años, o como tener un coche aunque sea perdiendo la libertad por tener que pagarlos durante años como sea aún si os quedáis en el paro. Estos compromisos de pago os supone que déis acceso a que terceros (los acreedores) os acosen telefónicamente o judicialmente durante el resto de vuestras vidas hasta mermar un valor nuclear en vuestras vidas, como es vuestra autoestima.
Como os digo cuando es posible conservar las cosas materiales mediante acuerdos o convenios con los acreedores gracias a que la situación de éstas personas aún siendo mala lo permite, lo puedo entender, pero lo que no entiendo es que cuando esto no es posible que os obsesionéis en conservar las cosas por encima de la vida y que prefiráis comeros durante una temporada los ladrillos del piso y los tornillos del coche que no podeis pagar antes que llenar la nevera. Enteraos en éstos casos límites lo mejor es adaptarse a la nueva realidad, pues de no hacerlo, si no actuáis, de todas maneras los ladrillos y los tornillos los perderéis con un incremento paulatino de las deudas debido a los intereses y a los embargos durante años y años que sufriréis y para colmo perseguidos y maltratados por los acreedores directamente y ante vuestro entorno social (familias, vecinos, compañeros de trabajo y amigos). Es preferible que os enfrentéis a vuestra realidad y que volváis a empezar de nuevo, pero en paz.
A los que no reconocéis vuestra realidad, os digo:
De verdad ¿Sois más felices en la medida en que cedéis vuestra libertad a cambio de bienes materiales?
De verdad ¿Podéis dormir tranquilo si no os enfrentáis a vuestra realidad?
De verdad ¿Queréis cambiar vuestras vidas?
De verdad ¿No os sentís nada si no tenéis objetos que os atrapen?
De verdad ¿Os da tanto miedo a atreveros a sentiros libres?
De verdad ¿Sabéis que para cambiar la realidad debéis actuar?
De verdad ¿NO QUERÉIS TENER UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD?
De verdad ¿OS DAIS POR VENCIDO?
Reservado los derechos de autor

LEY DE SEGUNDA OPORTUNIDAD
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Me parece muy importante su ayuda en mi caso, por favor póngase en contacto con migo un saludo
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Apreciado Jesús la semana que viene, tras el estudio de tu asunto, tendrás respuesta y la posible solución. Un saludo
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