
La acumulación de deudas suele estar provocada por haber firmado un préstamo o usado una tarjeta de crédito para pagar el vencimiento de otro préstamo o mensualidad de tarjeta de crédito…
Se suele caer en esta situación porque se desconoce la existencia de una solución real prevista en la ley para resolver este tipo de situaciones.
Cuando los vencimientos se acumulan, lo habitual es seguir pagando a uno o a varios acreedores y se dejan a otros sin pagar. Es decir, a los que se les paga se les da el privilegio de cobrar en detrimento de los que no cobran. Cada acreedor reclama lo suyo, le presiona porque quiere cobrarle su deuda a toda costa, sin tener en cuenta (por desconocimiento en la mayoría de los casos) que usted tiene otros acreedores que también tienen derecho a cobrar. Sin embargo, con el concurso de acreedores la situación se detiene, ningún acreedor tendrá derecho a cobrar antes que otro. La persona que está en concurso muestra su situación económica real: lo que tiene, lo que ingresa y lo que debe y a quién se lo debe, y lo muestra con la mediación de un juez que dicta un auto de declaración del concurso, el mismo pone en conocimiento de los distintos acreedores de que usted esta en situación de insolvencia, es decir, pone en conocimiento de dichos acreedores su situación y su imposibilidad para pagar al conjunto de ello. Es por tanto, cuando se enteran de verdad de su situación. Sin la declaración del concurso sus acreedores no se creen su palabra y simplemente piensan que usted no quiere pagar porque no le da la gana.
El concurso de acreedores bien gestionado ofrece el marco para que, con una buena gestión, se alcance un acuerdo que permita que los acreedores cobren lo que realmente pueden cobrar porque se ajusta de verdad a su realidad, es decir, a sus ingresos y a sus gastos.
Es un claro ejemplo de buena ciudadanía, de justicia, que beneficia tanto al concursado como a los acreedores:
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Al concursado porque podrá hacer frente de manera realista a las deudas que tiene.
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A los acreedores porque cobrarán todos por igual.
Ambas partes, acreedor y deudor, evitan ensalzarse en procedimientos judiciales inútiles que originan gastos, costas e intereses de demora. Es decir, el concurso de acreedores es bueno para el sistema judicial español porque unifica todos los procesos legales en un único procedimiento. Por ejemplo, si un deudor tiene 12 acreedores y cada acreedor presenta una demanda, habrán en los juzgados de 1ª Instancia doce procedimientos judiciales distintos, mientras que en el concurso de acreedores solo habría un procedimiento judicial en el que se trataría todas las deudas en un juzgado, normalmente, mercantil.
Ejemplo de 12 acreedores Sin solicitar el Concurso de Acreedores = 12 juzgados de 1ª Instancia con costas en doce procedimientos judiciales (a veces pueden coincidir varios en un mismo juzgado pero son procedimientos independientes):
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Juzgado de 1ª Instancia nº 1.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 2.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 3.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 4.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 5.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 6.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 7.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 8.
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Juzgado de 1ª Instancia nº 9.
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Juzgado de 1ª Instancia nº10.
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Juzgado de 1ª Instancia nº11.
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Juzgado de 1ª Instancia nº12.
Ejemplo de 12 acreedores distintos Solicitando el Concurso de acreedores = Un solo Juzgado Mercantil con costas de un solo procedimiento judicial
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Un solo Juzgado Mercantil.
Si no puede pagar al conjunto de sus acreedores solicitar el concurso de acreedores puede ser su unica tabla de salvación.
Abogado y sociólogo experto en la Ley Segunda de la Oportunidad.
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