El título de este post suena fuerte pero es real ocurre en la mayoría de los casos en los que uno de la pareja llega a una situación de insolvencia económica especialmente cuando tienen un régimen de bienes gananciales pues las deudas que contraiga uno de los dos, las deben ambos.

Es importante remontarnos al inicio de la relación, y posteriormente, al desarrollo de la misma.

Normalmente, una relación se inicia por la atracción que cada uno siente hacia el otro. La atracción es fruto de una valoración hacia la otra persona. El deterioro de muchas relaciones viene desencadenado por la pérdida de esa valoración inicial.

Cuando uno de los dos, se queda sin trabajo, cierra un negocio, etcétera, comienza a sentir la presión de la pareja quien critica el estado al que ha llegado de insolvencia. Dicha crítica es fruto de una gran decepción lo que conlleva una pérdida de admiración hacia el otro. La decepción se transforma en frustración e ira que recae sobre el insolvente llegando incluso a su maltrato psicológico.

El maltrato es continuo, no solo con palabras, también con gestos y, lo que es peor aún, con indiferencia y silencios. La indiferencia es uno de los más crueles castigos psicológicos al que se le puede someter a una persona.

Esa presión va deteriorando gradualmente la autoestima del que la sufre. La crítica de la pareja junto a la de los familiares, los amigos y los conocidos junto al maltrato de los agentes de recobro de las entidades bancarias y financieras conducen al que paece dicha presión a sentirse acorralado y a tener una percepción de la realidad distorsionada pues le hacen creer que es una basura.

A todo lo anterior se le suma el abandono de uno mismo; se deja de hacer ejercicio, se come mal, el aseo personal deja de ser prioritario, la vestimenta se abandona, se hace presente el insomnio. El lenguaje corporal es un claro exponente de su estado psicológico, se anda dejado caer hacia delante, se habla con inseguridad, etc. Todo esto hace que se proyecte una imagen ante la pareja que en nada se parecía a la que tenía al inicio de la relación. Ahora se transmite poco valor.

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En el apartado “Cuéntenos” del formulario que me rellenáis, percibo en muchos casos que sois victimas de maltrato y que os habéis abandonado.

Mirad, para salir del “cancer-deudal” y superar la situación de maltrato, es necesario que comencéis a desapegaros de todo aquello que os frustra. Sois vosotros los que tenéis que creer en vosotros mismos y para ello es clave preservar la autoestima pues sin ella resulta prácticamente imposible salir de la pesadilla a la que estáis metidos. Ante todo os debéis querer a vosotros mismos, de no ser así, recibiréis de vuestra pareja y del exterior lo mismo que proyectáis como si de un espejo se tratara. Recibís lo que transmitís.

En multitud de ocasiones, la mayoría de las personas confunden el amor hacia la pareja con el apego a la misma y requieren de su aprobación antes de dar un paso adelante.

Si habéis cometido un error se lo reconoceréis, pero una vez dado el paso de pedir las disculpas correspondientes, no tenéis porque aguantar el linchamiento continuo. Si de verdad, os quiere, deberá estar ahí para ayudaros a subir el ánimo fundamental para superar el trance y, si esto no ocurre, pues sacad conclusiones. Desde luego una pareja sana no debe ser vuestro verdugo.

Cuando se entra en una situación de insolvencia, lo más importante, al margen de tomar las medidas legales y de acogeros a la Ley de Segunda Oportunidad, es ante todo proteger vuestro estado anímico pues será el motor que os impulsará hacia adelante con más fuerza habiendo aprendido de los errores del pasado y jamás permitáis que nadie, y repito nadie, ni siquiera vuestra pareja os impidan avanzar. Ante todo quereos a vosotros mismos, desapegaos de vuestra dependencia emocional, fortaleced vuestra autoestima y desde ahí avanzad.

Guillermo González Fernández

Abogado y Sociólogo defensor del derecho a una segunda oportunidad

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