El deudo-adicto a préstamos

El deudo adicto a los préstamos es un dependiente

«Necesito un préstamo urgente».

Esta frase conlleva un estado de necesidad, la necesidad de más y más préstamos. ¡¡¡Sí señores, los préstamos provocan dependencia!!! al igual que el alcohólico necesita más alcohol, que el toxicómano necesita más marihuana o que el fumador necesita más nicotina…

el que se inicia en el mundo de los préstamos debe tener el cuidado de no convertirse en un adicto dependiente de los préstamos.

Los «prestamistas» bancos, cajas y financieras del país realizan grandes campañas para vender sus productos «los préstamos», para conseguirlo consolidan entre sus clientes la creencia de que es bueno endeudarse, hasta los políticos así lo entienden y lo justifican como medio para dar un fuerte impulso económico al país sin valorar las nefastas consecuencias que pueda tener sobre la población de a pié.

La mayoría de la gente ve normal comprarse un coche financiado a más de siete años o una vivienda a treinta o más años, pero cuando se endeudan piensan que su economía será siempre estable durante los años venideros, ni por asomo son responsables del compromiso que contraen durante años, tampoco piensan en la comisión de apertura del crédito, en sus intereses (que suelen duplicar el dinero solicitado), ni piensan en  el acoso de los departamentos de recobro, y la recepción de las demandas judiciales en el supuesto de que no puedieran cumplir con los pagos.
El contexto socio-político del país ha ido generando
«LA CULTURA DEL CRÉDITO», bancos y financieras se afanan en que esto sea así y lo potencian mediante grandes campañas publicitarias al objeto de obtener los mayores beneficios posibles.  Esta cultura del crédito es la que genera «LA BURBUJA DEL CRÉDITO» que cuando explota deja a miles de españoles endeudados «hasta las cejas».
Tras la explosión de la «Burbuja» el Estado, que considera indispensable a la banca, les da a ésta un trato privilegiado saneando sus cuentas con dinero público para que limpien sus balances de morosos (sus responsables no son acosados por nadie) posteriormente, dichas empresas prestamistas, en lugar de vender sus deudas a los deudores directamente se las venden a los famosos «fondos buitre» a precio de derribo (entre un uno y tres por ciento) para que acosen al deudor.
Como vemos, el contexto socio-político potencia el sobreendeudamiento y para ello consideran necesario generar adictos a los préstamos a los que yo les denomino
«deudo-adicto». Pero, ¿Qué entiendo por «deudo-adicto»? Deudo-adicto es aquella persona que comienza poco a poco a endeudarse, entiende y ve normal firmar préstamos sin tener en cuenta una posible recesión de la economía del país, y una posible reducción de sus ingresos y mucho menos que no pudieran hacer frente al pago de sus créditos. Cuando se da esta última circunstancia (no poder pagar) se angustia por cumplir con dichos pagos y ese objetivo de cumplir le obliga a buscar más préstamos para pagar los créditos anteriores, cueste lo que cueste (tarjetas, aumentos de hipotecas, etc.) La adicción les genera una necesidad imperiosa de buscar más y más. Cae en una espiral sin fin, hasta que toca fondo cuando la suma de las cuotas mensuales del conjunto de todos los préstamos superan a la de sus ingresos. Cuando llega a éste punto, entra en las famosas listas de morosos, deja de poder consumir más créditos» y con ello, de poder pagar a los acreedores. A partir de aquí se agudiza la gravedad de su situación y se encuentra con la cara oscura de la cultura del crédito, comienza una nueva etapa de su vida, una vida destrozada.
Por todo lo que expongo, es fundamental, al objeto de no acabar siendo un
«deudo-adicto»o endeudarse más de lo razonable, no dejarse embaucar por políticos que anuncien «una economía planetaria», o por el marketing bancario que facilita la adicción al consumo de préstamos, ni firmar créditos superfluos o prescindibles y sobre todo ahorrar para comprar, etc.
Pero si ya cayó en la rueda del crédito, si ya es deudo-adicto y por tanto, tiene la vida destrozada y necesita desintoxicarse de dicha dependencia, la única posible solución es la de solicitar un concurso de acreedores para que, según sea el caso, buscar un convenio o buscar una liquidación y exoneración de deudas (ley segunda oportunidad).

Guillermo González Fernández

Abogado y sociólogo experto en la  Ley Segunda de la Oportunidad.

Reservados los derechos de autor

Teléfono de contacto: 910053593

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Acerca de Guillermo González Fernández. Abogado y Sociólogo Experto Ley Segunda Oportunidad y Concurso de Acreedores

Abogado. Máster de Sociólogia. Experto Ley Segunda Oportunidad y Concursos de Acreedores en toda España

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