Cada vez más y más me llegan familias que no pueden pagar sus deudas…
en muchos casos, una de las características más comunes que se da es el de la “huida hacia adelante”. Cuando los ingresos se ven reducidos, comienzan a intentar suplir la carencia de recursos económicos con el uso de las tarjetas de crédito porque piensan que ya vendrán tiempos mejores y que simplemente se trata de un bache transitorio.
El problema surge cuando la situación no mejora y los ingresos familiares no aumentan pero, por el contrario, si aumentan las deudas por el empleo de las tarjetas que normalmente tienen intereses muchos más altos y plazos más cortos que los créditos convencionales, a consecuencia de ello, se ven atrapados en una “espiral”, en una “huida hacia adelante”, tiran de una tarjeta para pagar la otra, y así sucesivamente, hasta llegar a tal punto que la familia “revienta”.
El uso continuado de las tarjetas de crédito para el pago de deudas, en muchas ocasiones, son la trampa mortal que aboca a las familias a pedir el concurso de acreedores de personas físicas, es por ello, que aconsejo a las familias con dificultades económicas que no busquen en el “plástico” la solución financiera familiar pues, en muchas ocasiones, generan la “adicción” continuada que se justifica por la necesidad de cumplir y pagar a los acreedores anteriores pero, que con el paso del tiempo, son la ruina de la familia que les lleva a un estado de insolvencia y de desesperación.
Es por ello, que aconsejo a las familias con dificultades económicas, por paradójico que parezca, que las guarden en un cajón y se olviden de ellas.
Abogado y sociólogo experto en la Ley Segunda de la Oportunidad.
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